«El karate es una forma de vida, con reglas, códigos nobles y valores como el respeto»
Pascual se declara «muy katero» por la disciplina que conlleva.
Eduardo Izquierdo
Atrás queda ya en el calendario aquel primer fin de semana de noviembre.
La cita era en Vitoria con el Campeonato de Euskadi cadete, junior y
sub?21 de karate. Junto a sus compañeros del gimnasio Santa Teresa
enfiló hacia la capital alavesa con la idea de competir al máximo en
kata y kumite. A pesar de los más de dos meses que han transcurrido, los
recuerdos siguen floreciendo y sirven para volver a saborear los éxitos
del doblete cosechado. Y eso que por la mente de Aritz Pascual solo
pasaba participar en una disciplina y dejar aparcado el combate.
«Mi objetivo era ir al Campeonato de Euskadi en kata. No tenía pensado hacer kumite, pero también estaba inscrito. Una vez comencé a competir, fui a ganarlo y lo di todo», evoca Pascual, que formaba parte de la terna de favoritos para hacerse con el oro en kata. «Mi gimnasio siempre ha tenido mucho potencial en esa especialidad. El título estaba entre nosotros, aunque casi siempre lo ganaba David González y el resto nos disputábamos el podio. Desde que salió de los katas, ocupé su lugar.
Últimamente he entrenado mucho y he mejorado bastante. Desde la primera
ronda estuve a tope y saqué cinco banderas. La final contra mi compañero
Iñigo García, que también estaba entre los aspirantes a la victoria,
resultó muy diputada y gané por 4-1 de manera merecida. Nos esforzamos
muchísimo los dos. Esa rivalidad sana nos obligó a luchar más», describe
Aritz.
Con un oro ya en su palmarés, afrontó con más tranquilidad el kumite. «Aunque soy mas katero, no tengo problemas para disputar los combares. Iba con la idea de darlo todo, pero no estaba tan seguro. La primera pelea me tocó contra Denis Bello, otro compañero del Santa Teresa. Estuvo muy igualado y disputado. Quedamos empate a cuatro y gané por decisión arbitral. En la final el rival fue Oxel Vázquez (UDA). Ahí lo pasé peor, se acercaba mucho y no me dejaba distancia. En cuanto vi los huecos, le di dos patadas, una en la espalda y otra en el abdomen, que me proporcionaron cuatro puntos, claves para conseguir el título. Fue el más duro porque me exigió mucho físicamente. También estaba más cansado y no sabía cómo trabaja el rival», esgrime.
La siguiente escala le condujo hasta Torremolinos para participar en la fase previa del Campeonato de España. Pero allí se topó con rivales de gran nivel y se quedó en puertas de poder acudir a la fase final. «Fui el único de toda la selección de Euskadi que tomó parte en kata y kumite. La experiencia fue muy enriquecedora, a pesar de que me quedé bastante lejos de poder llegar a luchar por conseguir los billetes que daban acceso al Campeonato de España. Allí estaban los andaluces, una de las mayores potencias, los valencianos y un asturiano, le tengo fichado, que hace también shotokan y su nivel es alucinante».
Ahora Pascual se centra en preparar la nueva campaña en la que experimentará los rigores del cambio de categoría. Ha dicho adiós a los junior y competirá como sub?21. «Será un año de transición, ya que se nota bastante la diferencia y más al ser de primer año. Los rivales están más desarrollados físicamente, pero seguiré trabajando duro. Tengo pensado juntarme con David González y Erlantz para hacer un equipo de katas y tratar de ir al Campeonato de España en representación de Euskadi», apunta.
Deportista nato
Desde siempre ha permanecido vinculado al gimnasio Santa Teresa. Allí recibió su ?bautismo? con las artes marciales, pero resulta curioso que en su inicios practicaba judo. No fue hasta hace seis años cuando decidió pasarse al karate. «Me apunté al inscribirse unos amigos y seguí sus pasos. Estaba en 1º de Primaria y quería probar hacer una extraescolar. Llegué hasta cinturón marrón y no me examiné por el negro debido a que el nivel del gimnasio no era el adecuado. Me aburría mucho y decidí buscar nuevas experiencias. Mi tío hacía aikido, pero me decanté por el karate. La vena de las artes marciales la llevo en la sangre. Me gustan todas en general, me parecen especialidades apasionantes, son bastante disciplinarios, con reglas y códigos que resultan nobles, de respeto... Me encantan esos valores», subraya el joven, que comenzó «de la manera más tonta» su relación con este deporte. «Mis padres me dieron la opción de apuntarme a fútbol o karate. Hice un par de pruebas con el balón y no me gustó. Fui a karate y progresé muy rápido. Me gustó la forma de ser de esta especialidad, que en cierto modo es una forma de vida basada en el respeto, códigos y reglas. También influye en la actitud.
En el Campeonato de España me llevé un golpe bastante grande y
lo primero que hice fue levantarme y ponerme en mi sitio, a pesar de
estar mareado», indica. Siempre ha practicado el estilo shotokan. «Es el
original que fundó Gichin Funakoshi y se caracteriza por las posiciones
sólidas, dureza, rapidez... Es el más puro y más extendido», argumenta
al tiempo que se declara un apasionado del deporte. «Soy deportista y no
tengo problema de practicar lo que me pongan delante. Incluso hace poco
he probado el boxeo, aunque solo fue una primera toma de contacto».
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